Con el compromiso para elevar el límite legal de endeudamiento en Estados Unidos, Washington ha evitado la cesación de pagos (o default), pero los problemas subyacentes prevalecen y la crisis económica conduce a una búsqueda global de una moneda de reservas alternativa.
"Creo que la crisis de la deuda pone más urgencia a los esfuerzos del gobierno chino para promover el yuan como moneda internacional", afirmó Zhang Ming, de la Academia China de Ciencias Sociales. "Promover el uso internacional del yuan se convertirá en una forma de reducir la dependencia del país de los valores del Tesoro estadounidense", sostuvo.
China tiene más de 3,2 billones de reservas en moneda extranjera, de los cuales se estima que el 70% son dólares estadounidenses.
Mientras el valor del dólar cae frente al yuan chino y otras monedas del mundo por los problemas económicos en EE.UU., Pekín enfrenta pérdidas en sus acciones. Y la amenaza puede empeorar si alguna de las tres principales agencias calificadoras de crédito deciden bajar la categoría Triple A de la deuda soberana de Estados Unidos.
¿Billete rojo o billete verde?
Zhang afirmó que la crisis financiera de 2008 fue la principal razón externa detrás de los esfuerzos de Pekín por promocionar el yuan más allá de las fronteras de China. "Antes del estallido de la crisis económica, el dólar estadounidense se consideraba una moneda de reserva internacional estable", sostuvo.
En julio de 2009, algo menos de un año después de la caída del banco de inversiones Lehman Brothers, Pekín anunció un programa piloto que permitiría a algunas compañías hacer importaciones y exportaciones con el yuan. Ese programa se había expandido un año más tarde y continúa creciendo rápidamente, si bien aún representa una mínima proporción del comercio global chino. Según la empresa de asesoría financiera USB Securities, los acuerdos comerciales hechos con la moneda china aumentaron de unos US$3.000 millones en el primer trimestre de 2010 a US$55.900 millones en el primer trimestre de 2011.
China ha firmado además el denominado acuerdo de intercambio de divisas con Singapur, Corea del Sur, Malasia, Indonesia y Argentina, entre otros. Eso significa que las compañías de fuera de China pueden pedir prestadas grandes cantidades de yuan para hacer negocios. En agosto de 2010, McDonalds se convirtió en la primera compañía fuera del sector bancario en emitir bonos nominados en yuanes, también conocidos como bonos "Dim Sum".
Un mercado grande y con un activo intercambio de deuda es un requisito previo para que cualquier moneda se convierta en divisa de reservas.
Deslocalización
En sus esfuerzos por promover el yuan, Pekín ha elegido Hong Kong como principal plataforma de lanzamiento. Según el Royal Bank de Escocia, se han depositado más de US$70.000 millones en depósitos de yuan en la excolonia británica y esos activos siguen creciendo rápidamente.
Asesores finacieros como el estadounidense William Nobrega están tomando nota de estos movimientos. Por ejemplo, Nobrega acaba de trasladar su consultora de mercados emergentes, el Grupo Conrad, de Miami a Hong Kong para desarrollar los bonos nominados en yuanes. "Vemos el renminbi (yuan) como una alternativa al dólar estadounidense", apuntó. "Si Estados Unidos tiene el coraje de reducir masivamente la deuda e invertir fuertemente en infraestructuras y educación, seguiremos siendo la moneda de reserva preeminente pero, probablemente eso no va a pasar", opinó.
Uno de los clientes de Nobrega es Craig Turnbull, director ejecutivo de la compañía de inversiones inmobiliarias Agincourt que se trasladó de Londres a Hong Kong en junio para vender bonos nominados en yuanes. Su compañía pretende recaudar unos US$542 millones hasta finales de septiembre y similar cantidad el próximo año para invertir en propiedades en Australia.
Los inversores de Agincourt pagarán en yuanes que, según Turnbull, se convertirá algún día en una moneda viable de reservas. "¿Qué es una moneda de reserva? Todo depende de la confianza. Es esencialmente creer en la moneda y en la economía que hay detrás de ella", sentenció.
Largo camino
Pero para eso, China tendrá que hacer algo más que mantener su crecimiento económico de dos dígitos. "En pocas palabras, es demasiado pronto para que el renminbi se convierta en una moneda de reserva importante", sostiene Wang Tao, economista de USB Securities.
Para Tao, además de ser ampliamente aceptado en el comercio, el yuan deberá también ser utilizado ampliamente en finanzas e inversiones, lo que implica la necesidad de tener un mercado de deuda más amplio. Eso significa que Pekín debería permitir que las tasas de interés reflejen las tendencias del mercado en lugar de estar tan estrictamente controladas por el estado. Por supuesto, también debería ser plenamente convertible tanto para comercio como para inversiones y debería poder fluctuar libremente respecto a otras monedas. Y lo que será mucho más difícil que las reformas económicas, Pekín debería considerar profundos cambios en su sistema político.
Los inversores internacionales pedirán transparencia en la toma de decisiones y en las instituciones gubernamentales, algo que China está lejos de conseguir. Es difícil decir exactamente cuánto tiempo tomará exactamente todo el proceso, pero podría ser un largo camino.
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